...Mientras haya unos ojos que reflejen los ojos que los miran; mientras responda el labio suspirando al labio que suspira; mientras sentirse puedan en un beso dos almas confundidas; mientras exista una mujer hermosa, ¡habrá poesía! Gustavo Adolfo Bécquer
Quizá no debí fijarme en esa coqueta rosa, delicada y olorosa; ni siquiera enamorarme... Habría evitado darme golpazos en las esquinas y el dolor de sus espinas que el amor osó clavarme.
Cómo dejar de mirarla, si ella es la más tierna rosa; para mí, la más hermosa. Y cómo dejar de amarla, si yo por acariciarla hasta daría la vida. Aunque se abra más la herida, jamás dejaré de amarla.
Es cierto que las flores son hermosas: los lirios, las orquídeas y las rosas...
De colores las tiñe la mañana con rayitos de sol y suave brisa: blanco, rojo, violeta o incluso grana.
Mas podría afirmar con fiel certeza que debe a la mujer enamorada, que en sus pétalos deja su mirada, la legitimidad de su belleza.
El brillo de sus ojos, su dulzura; la luz de sus sonrisas, su ternura, impregnan de candor las regias flores que llenan nuestras vida de frescura y nuestros horizontes de colores.
¿Qué sería del hombre, sin mujeres que colmen de belleza sus retinas, dado este mundo falto de placeres y rico en corazones con espinas? ¿Y del loco poeta, sin las flores que engalanen sus versos soñadores?
No dejes de mirar la luna clara
a pesar de tener los ojos llenos
de lágrimas amargas, de tristeza;
pues en la inmensidad del firmamento,
la luna me devuelve tu mirar
como un hermoso y cálido destello.
No dejes de mirar la bella luna,
aunque la oscuridad empañe el cielo
anegando de pena tus ojitos,
apagando la llama de tu pecho;
pues no habrá lobreguez tan virulenta
que deje sin su brillo, tus luceros.
No dejes de mirar la luna, niña,
aunque no te devuelva mi reflejo;
no será por dejar de contemplarla,
si bien, por verla, muero en el empeño
buscando tu mirada en su blancura.
Es pues que por mirarla... quedé ciego.
Ocho son las lindas rosas
del rosal de Andalucía,
únicas en gallardía
no hay como ellas más hermosas.
Ocho rosas de alegría
en versos rememoradas
por las plumas consagradas
de poetas de valía.
Huelva de playas doradas,
donosa Cádiz, tacita
de plata; Málaga cita
a las tardes soleadas.
Granada, cuento de hadas;
mediterránea orilla
de Almería la sencilla,
Jaén de verde aceituna;
Córdoba, reina moruna,
y la preciosa Sevilla.
De sobras sé que soy un pobre iluso por intentar tocar el firmamento... Sé también que no soy un jardinero que mima con caricias a sus flores... Y ni siquiera soy un ruin poeta que plasma en sus poemas, sus sentires... Mas déjame luchar por el anhelo de poner en tus manos una estrella, permíteme lidiar con el destino para que no desista en el ahínco de poner en tus manos una rosa y accede a ser la musa que me inspire en los sentidos versos que se empeñan en poner en tus manos mis latidos.
Muchas gracias, amiga, por acordarte de mí. Abrazos.
"La mano que regala una rosa, también queda perfumada." Anónimo
"La rosa por ser bella tiene sus espinas; tú por ser como ella, enojas y lastimas." Anónimo
"La vida es como una rosa; el que tenga espinas, no quita su belleza." Anónimo
"Mi amistad por ti terminará cuando un pintor sordo logre dibujar el sonido de un pétalo de rosa que cae sobre un pavimento de cristal." Anónimo
"Una rosa es un te quiero; pero si es roja es un te amo." Anónimo
"Si eres tú misma el rosal y las rosas, la noche de mi verso y sus estrellas, ¿a quién dedicaré este breve cielo, este arbusto, esta fuente, este desvelo?". Gerardo Diego
"Vuélvete rosa desnuda al carmen rosa del cielo. La forma de mi desvelo frente a tu sonrisa duda." Sara de Ibáñez
"Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando". Rabindranath Tagore