...Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!
Gustavo Adolfo Bécquer
LA MUSA DE LOS POETAS
Cuántas plumas escribieron
inspiradas en doncellas,
tan bonitas como estrellas,
y parar ya no pudieron.
Cuántas otras, con sus huellas,
forjarán propios caminos
entre versos clandestinos
urdidos de amor por ellas.
Corazones peregrinos
- de sumo verbo inherente -
nadando a contracorriente
en un denso mar de espinos.
Todos ellos sin destinos,
más que loar, en escuetas
rimas, las muchas facetas
que confiere la mujer;
pues, por ende, llegó a ser
la musa de los poetas.
Datrebil
EN EL HUMO DE UN CIGARRO
Allá donde tus ojos sólo viera
el humo blanquecino de un cigarro,
mis pupilas reflejan el bizarro
contorno de mujer que las prendiera.
Y es que ella me acompaña adonde fuera,
adonde se me pierda la mirada...
pues quedó en mis retinas perpetuada
el día que la vi, por vez primera.
Datrebil
SI NOS QUITAN LA Ñ
Si quitan la eñe a los sueños,
que ilusión nos quedará
por lograr nuestros empeños.
Qué será de la mañana
otoñal que, morriñosa,
asoma por la ventana.
No quiten la eñe a los años,
dejan huérfano a los meses
y sin tiempo a los tacaños.
A los niños, sin piñata
y sin el pipirigaña,
que a la pobre araña mata.
Si le quitan la eñe a España,
le roban su santo y seña;
y a la muerte, su guadaña.
Cómo le digo a mi rosa
que, sin duda, es para mí,
la española más hermosa.
No quiten la eñe al hispano,
dejan sin fuerza el cariño
que sienten por el hermano.
Al amor sin su retoño
y al llanto sin su pañuelo.
Dejen en paz la eñe, ¡coño!
Datrebil
NOTAS DE AMOR
DOnde quiera que vaya,
irás conmigo;
aferrada a mi pecho
en un latido.
REflejo de mis ojos
adonde miren;
eres luz que mis niñas,
de verde, tiñen.
MIsericordioso eco
en mis oídos,
la gracia de tu voz
entre el bullicio.
FAtuo brillo en el mar
deja la luna,
plagiando tu sonrisa
sin su dulzura.
SOLedad de los versos
que no encontraron
en un simple papel
su tenue trazo.
LAbios de sed ajena
claman tu nombre
en el frío silencio
de medianoche.
SIlueta inseparable
de mis zapatos,
eres la huella y la sombra
de cada paso.
DOnde quiera que estés,
estás conmigo;
en un dulce recuerdo,
en mis latidos.
Datrebil
03:19:01 a.m.
Cuando me llegue la hora
quisiera que el reloj se detuviera
con la luz de la aurora;
no en una hora cualquiera,
si bien en el momento que previera.
La aguja horaria marque
las tres que, por ser número divino,
para el último embarque
es ideal - opino -;
arropado con sábanas de lino.
Diecinueve minutos
acompañen a la hora de mi muerte,
entre versos enjutos
que declamen la suerte
que en mi vida supuso conocerte.
Y tan sólo un segundo,
que fue cuanto tardaste en adentrarte
en mi ser más profundo,
pues bastó con mirarte
para hacer lo imposible por amarte.
Cuando me llegue la hora,
mi fría ausencia anuncie la partida
del cuerpo que te implora,
mas no del alma henchida
que permanece eterna y no se olvida.
Datrebil
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