...Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!
Gustavo Adolfo Bécquer
TANKAS A UNA ROSA BLANCA
I
No se detiene
el miserable tiempo,
inconmovible.
Despoja la belleza
de la cándida rosa.
II
Ropa marchita
viste la rosa blanca,
triste y dolida.
Su desconsuelo llora,
entre lágrimas níveas.
III
Desnuda queda
la rosa, con su miedo
a ser olvido.
No sabe que su huella
será eterna en mis manos.
IV
Se desvanecen
los pétalos de rosa
entre mis dedos.
Quedará su fragancia
en mis manos, por siempre.
Datrebil
ES MI POESÍA
Las ondas de su pelo anochecido
compone, en la tersura de su cuello,
un lírico soneto, enardecido
a golpe de latidos sin resuello.
Los versos de una décima espinela
encarnan con belleza su carita;
un cándido rondel, su piel canela
esgrime como tablas de fe escrita.
Al son de delirantes seguidillas
esboza su sonrisa con dulzura;
a tientos y requiebros, las coplillas
matizan con talante su figura.
Romance, madrigal, cuaderna vía...
su cuerpo de mujer... es mi poesía.
Datrebil
¿CÓMO EXPLICAR LO QUE SIENTO?
¿Cómo exponerle a la luna
que ya no es la más bonita
de entre todas las mujeres;
que es tu cara, la más linda?
¿Cómo declararle al sol
que sus rayos no iluminan
mi mañana, más que el viso
de tu preciosa sonrisa?
¿Cómo hablarle a las estrellas
de tus ojos, si ellas brillan
por la envidia y por los celos
que sienten de tus pupilas?
¿Cómo confesarle al viento
que sucumbo en cada arista,
en cada incitante curva
de tu figura divina?
¿Cómo explicar lo que siento
cuando mis ojos te miran;
si no existen las palabras
que esta sensación, describa?
Lee el amor en mis ojos,
fe de mi verdad escrita;
no más, como yo te miro,
- no ves - que nadie te mira.
Datrebil
TU TESORO
Cuando niño soñaba con ser el vil pirata
de un veloz bergantín, surcando el ancho mar
con un parche en el ojo, un madero por pata
y con un viejo mapa de un cofre por hallar.
Hoy sueño que mis manos son el raudo velero
navegando en tu pelo sin la fuerza del viento;
timón no necesita, tampoco marinero,
tan sólo los latidos que en mis entrañas siento.
Arribado el navío en el puerto que adoro,
examino tu cuerpo con cálidas caricias
y busco en cada palmo el ansiado tesoro,
entre montes de carne, entre cuevas ficticias.
En las profundidades de tu linda mirada
se sumergen mis ojos recorriendo los pasos
que marca el viejo mapa, en ella reflejada
se atisban los vestigios de cuantiosos fracasos.
Sólo supieron ver su notoria belleza,
dejaron de buscar, pensando haberlo hallado;
sin descubrir del cofre, la genuina grandeza
del valioso tesoro que dentro has engendrado.
Más allá de tus ojos, se vislumbra el destello
de una insigne riqueza que sueño acariciar
con el simple versar de un poeta plebeyo...
Es tu alma tu tesoro, el que yo aprendí amar.
Datrebil
SUMÉRGETE EN MI MAR
Es testigo, la orilla, de tu encanto
cuando vistes tus pies
con la ropa que llevas.
Las olas, entre tanto,
mueren en el intento de rozar
la leve desnudez de tu silueta;
inquieto, el mar espera
que entregues la pureza de tu cuerpo
a sus húmedos brazos.
Anhela que tus huellas
se aneguen con las lágrimas saladas,
vertidas en las noches infecundas,
camino a sus regazos;
sueña con las caricias
que en sus profundidades se malogran
sin haberte tocado
y con las que reflotan alentadas
por el deseo de sentirte suya.
Sumérgete en sus aguas,
mujer que adora el mar,
en ellas hallarás la paz del alma
y el latir de mi propio corazón.
Datrebil
HOY QUIERO SER...
Hoy quiero ser ladrón de guante blanco
para robar los cálidos colores
y la sin par belleza de las flores
con el propósito cabal y franco
de cambiar por sus dones, tus temores.
O despojar de luz a la mañana,
dejando el cielo azul sin su amarillo
punto resplandeciente; mas lo pillo
con la intención de renovar tu vana
ilusión por la vida, con su brillo.
Y ser, después, pintor de brocha fina
para teñir con trazos avenidos
la tristeza que acopian los olvidos
y esbozar mi caricia cristalina
en el terso tapiz de tus latidos.
O matizar tus labios de dulzura
con mis besos, en cada pincelada;
perfilar tu sonrisa nacarada
con el tibio candor de mi ternura
y dibujar el sol en tu mirada.
Datrebil
DÍGALE
Si la muerte me llega prematura
- hoz en mano, altanera y pretenciosa -
sesgando de mis ojos la hermosura
de la rosa más bella y primorosa.
Si pronto pone fin a mi aventura
acallando la música melosa,
que resuena en mi pecho con ternura,
y su eco en mi poesía candorosa.
Dígale convencida, madre mía,
que mis humildes versos han gritado
el amor que por ella yo sentía.
Que siempre fue mi día soleado,
la principal razón que me movía
en ese mundo frío y desalmado.
Datrebil
SIN TUS OJOS
Sin tus ojos, mi mirada
se ahoga en un mar profundo
de mis lágrimas fecundo,
ansiando ser reflejada.
Mas estando ya apagada,
no precisa luz de luna,
ni de un golpe de fortuna,
para sacarla del fondo
de este pantano tan hondo;
sí, tu mirada oportuna.
Datrebil
ES LA SUERTE DE MIRARTE
Es la suerte de mirarte
descubrir en esos ojos
el rubor de mis sonrojos
que no quieren ocultarte,
que pretenden ya contarte
el amor que te profeso.
En mis ojos queda impreso
el placer que fue mirarte.
Datrebil
GÉLIDO SUEÑO
En el páramo donde duerme el sueño
pude sentir, anoche, tus caricias
sin que tus manos alcanzaran, niña,
ni siquiera a rozar mi tibio cuerpo.
Tus palabras traídas por el viento
eran besos; abrazos, tu sonrisa
perpetuada en el tul de mis pupilas;
y la ausencia de tiempo, un par de versos.
Mas resultó tan gélido el encuentro
como dormir en una cama fría;
como el placer que en ti provoca el sexo.
Quizá por eso se me va la vida
entre noes, esperas y lamentos;
entre dolientes lágrimas vertidas.
Datrebil