...Mientras haya unos ojos que reflejen los ojos que los miran; mientras responda el labio suspirando al labio que suspira; mientras sentirse puedan en un beso dos almas confundidas; mientras exista una mujer hermosa, ¡habrá poesía! Gustavo Adolfo Bécquer
¿Acaso, necesito los sentidos para poder amarte intensamente? ¿Es que no aman los ciegos, aun sin vista; que ni siquiera pueden ver el brillo de los cándidos ojos de su amada? ¿O los sordos, que pierden el oído y no llegan a oír la voz cadente de la persona que gritó "te quiero"? ¿No aman quienes carecen del olfato, aunque nunca consigan disfrutar del embriagante aroma de la rosa? ¿O aquellos que no logran degustar el sabor de los besos recibidos? ¿Tampoco aman los mancos, aun sin manos que puedan percibir la piel amada o el más acogedor y tierno abrazo? ¿Acaso, necesito los sentidos para poder amarte intensamente: si alcanza a ver el ciego, con los ojos del alma, los luceros de su dama; si puede oír el sordo, los latidos del amor que refulgen en su pecho; si huelen quienes perdieron el olfato, con la nariz del alma, la fragancia que endulza el sugerente cuello amado; si logra degustar los suaves besos, con la boca del alma, la persona que carece del gusto - por desgracia-; si siente la caricia enamorada el que perdió sus manos, abrazando con todo el corazón y con el alma? ¿Acaso, necesito los sentidos para poder amarte intensamente, si en mi pecho se agolpan los latidos de un brioso corazón entusiasmado, velado en mis entrañas febrilmente por un alma entregada y cariñosa? No necesito los sentidos, niña, para poder amarte intensamente.
¿Por qué cuando buscamos en el cielo figuras algodonadas? Donde todos ven nubes con forma de animales, de barcos, de flores o de edificios... yo sólo veo su cándida carita enamorada esbozando la mejor de sus sonrisas. ¿Acaso me dejaron ciego a la realidad los rayos de sol, que hasta en ellos puedo ver llegar hasta mis ojos la luz de su mirada? ¿Por qué veo mariposas juguetonas danzando al son del viento, junto a su pelo; en vez de ver nerviosas cometas de colores que vuelan incesantes, desafiando a las nubes? Dime, ¿lo sabes tú?
Quizá no debí fijarme en esa coqueta rosa, delicada y olorosa; ni siquiera enamorarme... Habría evitado darme golpazos en las esquinas y el dolor de sus espinas que el amor osó clavarme.
Cómo dejar de mirarla, si ella es la más tierna rosa; para mí, la más hermosa. Y cómo dejar de amarla, si yo por acariciarla hasta daría la vida. Aunque se abra más la herida, jamás dejaré de amarla.
Es cierto que las flores son hermosas: los lirios, las orquídeas y las rosas...
De colores las tiñe la mañana con rayitos de sol y suave brisa: blanco, rojo, violeta o incluso grana.
Mas podría afirmar con fiel certeza que debe a la mujer enamorada, que en sus pétalos deja su mirada, la legitimidad de su belleza.
El brillo de sus ojos, su dulzura; la luz de sus sonrisas, su ternura, impregnan de candor las regias flores que llenan nuestras vida de frescura y nuestros horizontes de colores.
¿Qué sería del hombre, sin mujeres que colmen de belleza sus retinas, dado este mundo falto de placeres y rico en corazones con espinas? ¿Y del loco poeta, sin las flores que engalanen sus versos soñadores?
No dejes de mirar la luna clara
a pesar de tener los ojos llenos
de lágrimas amargas, de tristeza;
pues en la inmensidad del firmamento,
la luna me devuelve tu mirar
como un hermoso y cálido destello.
No dejes de mirar la bella luna,
aunque la oscuridad empañe el cielo
anegando de pena tus ojitos,
apagando la llama de tu pecho;
pues no habrá lobreguez tan virulenta
que deje sin su brillo, tus luceros.
No dejes de mirar la luna, niña,
aunque no te devuelva mi reflejo;
no será por dejar de contemplarla,
si bien, por verla, muero en el empeño
buscando tu mirada en su blancura.
Es pues que por mirarla... quedé ciego.
Ocho son las lindas rosas
del rosal de Andalucía,
únicas en gallardía
no hay como ellas más hermosas.
Ocho rosas de alegría
en versos rememoradas
por las plumas consagradas
de poetas de valía.
Huelva de playas doradas,
donosa Cádiz, tacita
de plata; Málaga cita
a las tardes soleadas.
Granada, cuento de hadas;
mediterránea orilla
de Almería la sencilla,
Jaén de verde aceituna;
Córdoba, reina moruna,
y la preciosa Sevilla.
Muchas gracias, amiga, por acordarte de mí. Abrazos.
"La mano que regala una rosa, también queda perfumada." Anónimo
"La rosa por ser bella tiene sus espinas; tú por ser como ella, enojas y lastimas." Anónimo
"La vida es como una rosa; el que tenga espinas, no quita su belleza." Anónimo
"Mi amistad por ti terminará cuando un pintor sordo logre dibujar el sonido de un pétalo de rosa que cae sobre un pavimento de cristal." Anónimo
"Una rosa es un te quiero; pero si es roja es un te amo." Anónimo
"Si eres tú misma el rosal y las rosas, la noche de mi verso y sus estrellas, ¿a quién dedicaré este breve cielo, este arbusto, esta fuente, este desvelo?". Gerardo Diego
"Vuélvete rosa desnuda al carmen rosa del cielo. La forma de mi desvelo frente a tu sonrisa duda." Sara de Ibáñez
"Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando". Rabindranath Tagore