...Mientras haya unos ojos que reflejen los ojos que los miran; mientras responda el labio suspirando al labio que suspira; mientras sentirse puedan en un beso dos almas confundidas; mientras exista una mujer hermosa, ¡habrá poesía! Gustavo Adolfo Bécquer
Observando tu cuerpo
con el tierno mirar enamorado,
que desprenden mis ojos,
descubrí en tus sonrojos
un sencillo terceto encadenado.
La belleza sin par de tu sonrisa
solivianta el ardor de mi deseos
como un regio soneto declamado
con tu voz rumorosa.
Con la tímida brisa,
que moldea tu pelo,
se componen los versos de un romance
que relata el anhelo
de una cándida rosa
y un iluso poeta.
Al compás de una copla manriqueña
se detienen las horas; mi mirada
en tus cálidos senos,
desnudando mis ansias lujuriosas.
La pasión de una décima espinela
adereza con tino tu cintura,
paraíso desnudo de mis manos,
placentero vergel de mi locura.
Redondillas y liras
enarbolan, a golpe de caderas,
el sensual caminar que me enloquece.
Tu silueta merece
los sencillos arpegios de esta silva,
que pretende elogiar su lozanía;
pues tu lírico cuerpo, bella musa,
por sí solo, es... poesía.
No despiertes aún, mi niña bella;
en el cielo reluce, todavía,
como el albor de la mirada mía
al mirarte, la más hermosa estrella.
Nos invita a emplear la fantasía
para poder llegar hasta su lado;
agárrate a mi mano con cuidado,
volaremos con alas de utopía.
Surcaremos el viento, susurrado
por un redil de nubes blanquecinas
que dibujan figuras anodinas
en el ancho tapiz embovedado.
Te llevaré a un lugar que no imaginas,
donde podrás danzar con querubines
que juegan sin cesar con los defines
en tropicales aguas cristalinas.
Colocaré una tiara de jazmines
en tu pelo, mi linda mariposa;
a tus pies, blancos pétalos de rosa
que nos lleven al fin de los confines.
Allá donde la magia rumorosa
del poder de la mente, cada noche
nos funda sin lamento, ni reproche
en un alarde de pasión piadosa.
Donde mi corazón te desabroche
los botones del alma con empeño,
y perfile en tus labios un risueño
gesto, preciosa flor de medianoche.
Te llevaré a un lugar donde no hay dueño,
más que el amor que te profeso, vida,...
No despiertes aún, sigue dormida;
no quiero que te vayas de mi sueño.
Cuando el amor se siente en las entrañas como un ardiente fuego que te quema y declaman tus ojos un poema tan meloso que aturde la razón, no intentes engañarte, compañero, y sigue la señal de tu latido sin negar que al amor has sucumbido. No se puede mentir al corazón.
Si al mirar hacia un cielo enladrillado
en la cabeza me cayó un ladrillo
cuando intentaba desenladrillarlo,
¿crees que al ver un cielo emborregado,
acaso, me caerá encima un borrego
cuando procure desemborregarlo?
Dado tal hecho, esperaré que el cielo
pueda vislumbrarse encorazonado
para que se desplome allá en mi pecho
al pretender desencorazonarlo,
un corazón cabal que reemplace
al iluso, que un día me robaste.
Ayer estuvo bajo aquel almendro un joven desgarbado de ojos verdes, llevaba en los bolsillos unos versos escritos en papel y una navaja - decía el ulular del tibio viento a un pájaro pequeño, un ruiseñor varado en las ramitas de un enebro que duerme en el rellano del camino -. Sentado en una roca miró al cielo, buscaba una señal que apaciguara los nervios que llevaba en sus adentros; pasaban los minutos y las horas, las dudas consumía sus anhelos y nadie puso fin a su vigilia. Espera que te espera pasó el tiempo, la chica que aguardaba no llegaba; los versos del papel se diluyeron con lágrimas de amor atribulado vertidas por sus ojos macilentos - contaba con tristeza el viento tibio. Al ver que no vendría ya a su encuentro sacó de su bolsillo la navaja, la luna iluminó con su reflejo la fría hoja de acero, que sus manos portaban en aquel mismo momento; las dudas enturbiaban su cordura, al punto que pensó dañar su cuerpo y así dejar al fin de padecer - narraba el ulular del tibio viento al bello ruiseñor, de dulce canto -. Por suerte desistió de tal entuerto y quiso perpetuar su amor herido tallando en la corteza del almendro los versos que dictó su corazón. A punta de navaja, fue escribiendo aquello que te cuento entre susurros - decía suavemente el tibio viento al pájaro cantor que lo escuchaba -. "Aquí bajo el almendro, mi amor dejo con estas simples letras, niña bella, compuestas con latidos incompletos que llenan de vacío mis entrañas. Mis lágrimas borraron esos versos que quise yo leerte entre las flores; en cambio, dejarán este silencio y el frío de tu ausencia en mi memoria". - gemía amargamente el jovenzuelo al tiempo que grababa su poema -. "Quería declararte amor eterno y eterno será el hueco que dejaste en este corazón con tu desprecio, que cierra aquí sus puertas, para siempre".
Cuando la espesa negrura quiera cerrarme los ojos, lucharé contra mi suerte para no dejar de verte; le haré frente con arrojos para seguir mi andadura.
Quiere apagarme los ojos para que nunca despierte, resignado a la ventura de vivir en la espesura donde empezaré a perderte al golpe de los cerrojos.
Mas no podrá la vil muerte arrebatarme tu hechura, quedó grabada en mis ojos antes de echar sus cerrojos; será eterna tu figura en esa mirada inerte.
Llegada esta coyuntura, aun cegados ya mis ojos, no dejaré de quererte.
Es la suerte de mi nombre haber sido pronunciado en los labios de la dama que de amor me está matando. En su voz, sus cuatro letras suenan a plácido canto, a delicada poesía, a suaves notas de piano que acarician con ternura mi corazón alocado. Es el piropo más lindo que alguna vez me lanzaron; pues no hay palabra en el mundo que suene con más encanto, que el nombre de cualquier hombre con afecto declamado por la cándida mujer que lo tiene enamorado. Es la suerte de mi nombre, un simple Javi en sus labios, haber sido por instantes: voz, melodía y halago.
Muchas gracias, amiga, por acordarte de mí. Abrazos.
"La mano que regala una rosa, también queda perfumada." Anónimo
"La rosa por ser bella tiene sus espinas; tú por ser como ella, enojas y lastimas." Anónimo
"La vida es como una rosa; el que tenga espinas, no quita su belleza." Anónimo
"Mi amistad por ti terminará cuando un pintor sordo logre dibujar el sonido de un pétalo de rosa que cae sobre un pavimento de cristal." Anónimo
"Una rosa es un te quiero; pero si es roja es un te amo." Anónimo
"Si eres tú misma el rosal y las rosas, la noche de mi verso y sus estrellas, ¿a quién dedicaré este breve cielo, este arbusto, esta fuente, este desvelo?". Gerardo Diego
"Vuélvete rosa desnuda al carmen rosa del cielo. La forma de mi desvelo frente a tu sonrisa duda." Sara de Ibáñez
"Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando". Rabindranath Tagore