
A VECES
A veces, siento que te tengo
entre mis anhelantes brazos
y cuando procuro cerrarlos,
me doy cuenta de que es un sueño.
Te evaporas entre mis dedos,
vacío se queda mi abrazo;
no rozan tu cuerpo mis manos,
ni siquiera mesan tu pelo.
A veces, percibo en mis labios
el dulce sabor de tu besos
y me saben a caramelo,
aún sin haberlos sentidos.
Recorrieron otro camino,
llevados, quizá, por el viento;
o, tal vez, por el desconsuelo,
ajenos, pues, a mi destino.
A veces, me siento un instante,
que dura poco más que un beso
- algo conciso, pero intenso -,
es el momento de mirarte.
Mas si, por siempre, reflejasen
mis ojitos, de tus luceros,
el más amoroso destello;
no habría con qué lo pagase.
Datrebil
A veces, siento que te tengo
entre mis anhelantes brazos
y cuando procuro cerrarlos,
me doy cuenta de que es un sueño.
Te evaporas entre mis dedos,
vacío se queda mi abrazo;
no rozan tu cuerpo mis manos,
ni siquiera mesan tu pelo.
A veces, percibo en mis labios
el dulce sabor de tu besos
y me saben a caramelo,
aún sin haberlos sentidos.
Recorrieron otro camino,
llevados, quizá, por el viento;
o, tal vez, por el desconsuelo,
ajenos, pues, a mi destino.
A veces, me siento un instante,
que dura poco más que un beso
- algo conciso, pero intenso -,
es el momento de mirarte.
Mas si, por siempre, reflejasen
mis ojitos, de tus luceros,
el más amoroso destello;
no habría con qué lo pagase.
Datrebil