...Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!
Gustavo Adolfo Bécquer

NÁUFRAGO
Divago por la orilla, a la deriva,
atraído por el tibio mar
- que me llama... y voy -.
Se pierden mis torpes manos
en sus indómitas olas,
se escapan entre mis dedos.
Sumergido en sus aguas saladas
se humedece mi piel sedienta,
se funden nuestras almas,
fuego y mar
- mi cuerpo y el suyo -.
Zozobra ineludiblemente mi cuerpo
en su insinuante regazo,
naufrago en las embravecidas corrientes
que me atrapan, que me apresan;
me arrastra hacia la profundidad de su ser,
allá donde lucen los corales
y duerme el pez.
Con un incesante ir y venir,
inevitablemente, me hace suyo;
sucumbo a sus encantos,
agitante pleamar,
prisionero de su cadencioso devenir
- que no sea un sueño,
que no tenga fin -.
Océano de vida,
cada noche en tus aguas
quisiera encallar...
sin mirar atrás.
Datrebil

CON SÓLO...
Con sólo una sonrisa
prendiste de mi pecho el corazón;
palpita muy deprisa,
colmado de pasión,
repica con amor y sin razón.
Con sólo una mirada,
elixir de insinuante preciosura,
quedó mi alma hechizada;
turbaste mi cordura,
embriagada de plácida locura.
Con sólo tu presencia
impregnaste de rosas mi camino,
rociaste con tu esencia
mi errático destino.
Y ya, sin ti, mi vida no imagino.
Datrebil

¿A QUÉ SABEN LOS BESOS QUE NO ME DISTE?
¿A qué saben los besos que no me diste?
Aquellos que, si volaron de tus labios,
no llegaron a besar mi boca.
Esos que se perdieron en el camino
que lleva a la desesperanza
por las arduas sendas del olvido,
perpetuándolos en el tiempo;
aún sin encontrar su destino.
¿A qué saben los besos que no me diste?
Esos que nunca he sentido,
que han dejado yerma mi piel
llenándola de hastío.
Aquellos que se llevó el viento
envueltos en el velo de tu cariño
buscando, por otros lares,
el plácido gozo del paraíso.
¿A qué saben los besos que no me diste?
Datrebil

NO MÁS
Azar en las margaritas,
si termina impar: - me quieres -;
si sale par: - no me quieres -.
Tu destino depositas
en el número de hojitas.
Mujer, no seas ilusa,
quien de su poder abusa,
tu cariño no merece.
No es un juego, me parece;
es, pues, la ruleta rusa.
Datrebil
“Nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste porque nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa”.
Gabriel García Márquez
ME ENAMORÉ DE TU SONRISA
Queda grabada en mis ojos
como el sol cuando lo miras;
mas, por siempre, yo quisiera
que su huella fuera infinita.
No me canso de mirarla,
regocijo que encandila,
no la borres de tu cara;
pues, aún, la hace más linda.
Diamante de tu talante,
esa curva que fascina,
mas de ella me enamoré
sólo verla el primer día.
Qué no la apaguen las penas,
con ella se irá mi vida;
qué no la envejezca el tiempo,
con ella mi alma marchita.
No dejes que se evapore;
no te canses, bella niña,
no existe nada más bello
que tu inocente sonrisa.
Datrebil

SE EQUIVOCAN
Afirman de mi poesía
que es un ruego desolado;
que es un llanto a la agonía
por un amor no alcanzado.
Se equivocan.
Dicen que es melancolía
de un corazón amargado;
que es una triste elegía
por un sueño no logrado.
Se equivocan.
Y que es el abatimiento
por un amor no obtenido;
o que es sólo sufrimiento
de un corazón afligido.
Se equivocan.
Es, pues, solo un sentimiento
que en mi pecho se ha ungido
y que guarda cuanto siento
por todo el amor vivido.
Se equivocan.
Mas digo de mi poesía
que es un grito entusiasmado;
que es un canto a la alegría
por haberme enamorado.
Se equivocan.
Digo que es una ambrosía
de mi sentir endulzado;
que es la simple alegoría
de un instante disfrutado.
Se equivocan.
Datrebil

TÚ Y YO
Yo soy clavel, tú la rosa
de un jardín con muchas flores
teñidas de mil colores;
cada cual es más hermosa.
Quiero decirte una cosa,
ay!, mujer de mis amores;
yo soy clavel, tú la rosa
de un jardín con muchas flores.
No encuentro flor más hermosa
en el vergel de las flores
que aloque a los soñadores
con esencia tan melosa.
Yo soy clavel, tú la rosa.
Datrebil

SOY
Nunca pensé expresar mis sentimientos
en papeles de amor humedecidos
con lágrimas de sueños prohibidos,
con suspiros de vanos pensamientos.
Nunca pensé plasmar en versos llanos
cuanto aflora en mi pecho desbocado,
ni hacérselo sentir al animado
lector de mis poemas nada ufanos.
Acaso... ¿soy poeta?
No puede ser.
Nunca lo he pretendido...
no puede ser.
Si sólo soy un loco soñador
que pasea por nubes de algodón,
que deja de su propio corazón
volátiles estelas de su amor.
Si sólo soy un torpe jardinero
que susurra al oído de su rosa
no más que su sentir, con voz melosa;
con sencillas palabras, muy sincero.
Aquel que te desea,
sólo seré;
quien tú quieras que sea,
sólo seré.
Datrebil

SERVIDOR DE MIL ESPINAS
Por el amor de una rosa,
es el terco jardinero
servidor de mil espinas.
En este mundo alocado,
ebrio de vanos amores,
busco consuelo en las flores
con tacto aterciopelado
y aroma desmesurado.
Muero por su tez sedosa
y por su sonrisa hermosa;
mas, aún, sangre la herida
por él daría mi vida...
por el amor de una rosa.
Quizá no cierre la herida
que el amor en mí ha dejado,
tal vez por necio o abnegado;
mas quien ama, nunca olvida
a la rosa de su vida.
Pues si el amor es sincero,
nunca llega a ser efímero.
Y no soy yo quien lo dice
y al ancho cielo maldice...
es el terco jardinero.
No es un tonto enamorado
aquel que de amor fallece,
pues el cielo bien merece
quien querer ha regalado
a la rosa que ha amado.
En las horas vespertinas
allá donde tú imaginas,
permaneceré soñando
que aún me sigues amando...
servidor de mil espinas.
Datrebil

NO SÓLO ES UNA FLOR
No sólo es una flor, la blanca rosa,
es musa de estos versos perfumados;
pues con su dulce aroma están rimados,
al menos, de manera muy curiosa.
En cada estrofa, pétalos cuidados
evocan suavemente a la alegría
y tiñen de ternura mi poesía
y mi fiel corazón enamorado.
Mas no es todo, en mi vida, algarabía
- hay penurias en todas las esquinas -;
pues en mi pecho tengo las espinas
que clavara el amor aquel mal día.
No sólo es una flor con gallardía,
amor y desamor, o mi ventura;
es ella, la mujer que con dulzura
de mi mente robó mis pensamientos,
de mi pecho arrancó mis sentimientos...
No sólo es una flor, es mi locura.
Datrebil